Las Marcelinas, gracias a la inspiración concedida por el Espíritu Santo a su fundador, viven un carisma educativo, por lo cual, desde el primer momento de su presencia en México, empezaron a soñar dónde y cuándo iniciar una obra educativa mucho más grande que la del Distrito Federal. Fue así que Sor Antonia, una de las hermanas que fundaron México, solicitó a la Congregación comprar un terreno y construir una gran escuela. ¿En dónde comprar? ¿Cuándo? ¿Con qué dinero? Las hermanas del Colegio de Canadá e Italia se mostraron disponibles para prestar el importe necesario. Se trataba de tomar decisiones definitivas. En marzo de 1985 se detuvieron donde ahora surge el Holiday Inn. Desde allí se abrazaba toda la ciudad, con una vista encantadora. Fue así que el 12 de junio de 1985 se legalizó la Asociación Civil, Obras Marcelinas de México A.C. y al día siguiente se realizó el contrato de compra-venta de la actual propiedad.
En 1986, al terminar la construcción de la barda, se pensó en habilitar la bodega como casa para que posteriormente se añadiera un salón para que se pudiera solicitar a nuestra nueva madre, Sor María Paola Albertario, el envío de algunas hermanas y empezar con la tarea educativa en un preescolar. Se realizó el proyecto de transformación de dicha bodega. Terminada la transformación de dicha bodega en casa, en 1988 se amuebló y se esperó la visita de nuestra Madre General; a su llegada y ver lista la casa para ser habitada, se convenció que había llegado la hora de iniciar el trabajo educativo también en Querétaro y autorizó el inicio del preescolar para el siguiente año escolar 1989-1990.
Año tras año, el colegio iba creciendo, así que en 1993 inició la primaria de primero a cuarto grado. En 1996 la secundaria y en 1999 la preparatoria. El colegio hasta este 2021 celebrará su 22° generación del nivel preparatoria y 32 años de presencia en Querétaro.